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Cómo adaptar una imagen corporativa a los objetivos de tu empresa

menu_book 4 minutos de lectura

La imagen corporativa está formada por diversos elementos que, en conjunto, permiten posicionar de un modo determinado la imagen de la empresa en la mente del cliente. Por lo tanto, el significado de imagen corporativa está directamente relacionado con la manera en que tu empresa o producto es percibido por los demás.

En este post me propongo citar y describir estos elementos para que los tengas presentes en la creación de una imagen corporativa... ¡sin olvidar nunca cuáles son los propósitos de la empresa en cuestión!

imagen-corporativa.jpg

Uno de los objetivos de la creación de una imagen corporativa es conseguir redireccionar la percepción que el cliente tiene de nuestra empresa o marca, de modo que se ajuste a los mensajes y valores que deseamos trasmitir. Se trata de una cuestión compleja, pues implica convertir las ideas, pensamientos y asociaciones mentales de carácter subjetivo de los clientes en conceptos concretos y claros. Y para ello, hay varios caminos. Te los cuento a continuación.

Las diversas técnicas

Para crear una representación visual de nuestra marca, que impacte en la mente del cliente y la convierta en reconocible y asociada a los valores que nos interesan, existen varias técnicas de imagen corporativa

  • Logotipo. Se trata de una representación basada en la palabra.
  • Isotipo. En este caso, la representación refleja solamente un símbolo reconocible sin la necesidad del texto. Uno de los casos más conocidos y exitosos es el de Apple.
  • Isologo. Las empresas o marcas que optan por esta opción, como Carrefour, combinan texto y símbolo de manera que uno tiene más fuerza que otro, normalmente el segundo. 

logotipo-carrefour.png

Principales elementos de la imagen corporativa 

Briefing

El briefing es la estrategia que vamos a llevar a cabo en nuestro proceso creativo, por lo que debe definirse desde el inicio. Los elementos básicos e imprescindibles del briefing son: los datos de la empresa, el público objetivo para el que trabaja y hacia el que está enfocado, y los objetivos a conseguir.

No obstante, esta información fundamental puede ser completada tanto como queramos y estimemos oportuno con datos adicionales, puesto que cuanto más detallada y exhaustiva sea la planificación, con mayor facilidad llegaremos a plasmar la idea que tenemos para nuestra imagen corporativa.

Tipografía

A la hora de crear un logotipo debemos tener en cuenta que la tipografía, junto con el resto de elementos del diseño, puede resultar de gran ayuda para transmitir una percepción de nuestra marca. Por este motivo, la selección y uso de una u otra tipografía no es una decisión trivial, puesto que cada una de ellas, dentro de la amplia oferta existente, engloba una cierta cantidad de connotaciones y valores asociados.

Es fundamental que la fuente elegida esté fuertemente asociada a los valores que queremos transmitir, al sector al que pertenece nuestra empresa y a conceptos de diseño relacionados con la legibilidad y su apariencia.

Los colores

En esta cuestión, la mayoría de las marcas optan por potenciar un único color con dos características básicas: es dominante sobre una escala cromática bien definida y forma un conjunto que proporciona una sensación de unidad dentro del diseño. En todo caso, no es recomendable usar más de tres colores dentro de una misma imagen de marca o de empresa.

Aunque se trata de una cuestión con un alto grado de subjetividad –puesto que a cada persona los colores le provocan unas sensaciones y evocaciones diferentes–, sí que es cierto que existen unas connotaciones e ideas preconcebidas comunes que, por motivos psicológicos o costumbres sociales, la sociedad asocia a determinados colores.

Por ejemplo, el rojo es un color que puede provocar emociones de gran intensidad como amor, pasión o conflictividad. El azul, por el contrario, expresa calma, aunque también puede suscitar imágenes de autoridad, éxito o seguridad. Por su parte, el negro se identifica con elegancia y tradición.

crea tu logotipo

En  cualquier caso, estas asociaciones entre cualidades o sentimientos con unos determinados colores deben considerarse siempre de manera orientativa, sin que supongan una obsesión ni condicionen el trabajo de los diseñadores.

Para no dejarnos influir demasiado por los conceptos asociados a los colores, un magnífico consejo es intentar trabajar la versión en negativo de nuestro diseño (es decir, en blanco y negro). Esto es necesario para, posteriormente, poder representar el proyecto en distintos colores de fondo sin que se desvirtúe la idea que queríamos transmitir desde un primer momento.

Diseño

La principal característica que debe tener el diseño de nuestro logotipo, isotipo o isologo es ser esquemático, es decir, ha de incorporar pocos elementos y fácilmente reconocibles para que el consumidor pueda memorizarlos.

En un proyecto de diseño corporativo se debe hacer constantemente un ejercicio de descarte, reconociendo y eliminando todos los elementos que no sean necesarios. La frase «todo lo que no suma, resta» debe ser considerada como una máxima que guíe la totalidad de nuestro proceso creativo.

Además de ayudarnos a posicionar nuestra marca en el subconsciente de las personas y a relacionarla con nuestro sector de actividad, un diseño simple aporta también una ventaja de carácter técnico: dotar a nuestro trabajo de la versatilidad necesaria para poder ser introducido en diferentes soportes como impresión, grabado, bordados, 3D, etc.

Por último, debemos conseguir que nuestro diseño sea apropiado, es decir, que no pueda dar lugar a malinterpretaciones o que haya elementos desafortunados que se escapen a nuestra percepción. Además, siempre que sea posible, deberíamos intentar que nuestra imagen corporativa sea atemporal con el fin de evitar tener que ir rediseñándola cada cierto tiempo y repetir todo este proceso.

Manual de uso

También es muy conveniente la elaboración de un manual de uso de nuestro diseño, donde se den una serie de pautas para su correcta utilización, según el formato y el soporte. Aunque puedan añadirse muchas más, algunas cuestiones de obligada referencia en el manual serían:

  • Las variaciones en las proporciones permitidas.
  • El código hexadecimal de los colores utilizados.
  • Si la orientación debe ser horizontal o vertical.
  • Dimensiones recomendadas para una correcta legibilidad.

Todo este complejo recorrido debería finalizar con un periodo de reposo en el cual distanciarnos del diseño durante un periodo prudencial y retomarlo de nuevo, para, ya con la mente mucho más despejada y clara, poder enfocar el diseño desde otros puntos de vista.

Llegados a este punto del proceso, la visión de amigos y familiares constituye un recurso fácil y efectivo para determinar el impacto final que tendrá nuestra imagen corporativa sobre alguien externo a la organización. ¡Es una buena ocasión para recibir feedback!

 

En el post de hoy he presentado unas ideas básicas que no deben pasarse por alto a la hora de crear una imagen corporativa, pero estoy seguro de que a través de la experiencia y el trabajo diario, muchos diseñadores habrán encontrado otros puntos de interés. ¿Y si entre todos aportamos nuevos contenidos a este artículo en los comentarios? ¡El reto está servido!

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