El principal error que cometemos cuando ponemos en marcha una estrategia de social media es el exceso de ambición. Sabes el potencial que tienen las redes y quieres sacarles el máximo partido. Estás dispuesto a llegar hasta el final para que tu estrategia tenga éxito, ¿verdad?
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Este es un buen comienzo, sin duda. Sin embargo, es recomendable que dosifiques tu entusiasmo y te propongas objetivos realistas. De lo contrario, al cabo de un tiempo te desmotivarás, tanto tú como tu equipo. Te sentirás frustrado porque resultan inalcanzables.
Para que esto no ocurra, solo tu experiencia y el análisis previo de la situación te proporcionarán las claves. Cuando realices este análisis, no te olvides de pensar un poco en los siguientes factores:
- Si ya cuentas con una página de Facebook, ¿cuántos suscriptores que posee?
- Cuál es la tendencia de crecimiento o decrecimiento de tus suscriptores.
- El engagement de tus suscriptores (grado de compromiso, fidelización e interacción con ellos).
- El tipo de estrategia seguida hasta la fecha.
- La reputación de tu marca: es muy diferente comenzar una estrategia con una buena reputación que hacerlo con una negativa y cuyo objetivo es sanearla. Gestionar la reputación es complicado y hay que hacerlo con humildad y máximo respeto para los seguidores, reglas que muchas compañías no siguen.
Un buen ejemplo de esto es el caso de Nestlé, que aprovechó sus canales en Facebook y otras redes para gestionar una crisis provocada por un informe de Greenpeace en el que se demostraba que la empresa utilizaba proveedores en Indonesia que no respetaban las leyes medioambientales. Nestlé optó por intentar eliminar la crisis mediante la censura, prohibiendo a sus seguidores que publicaran en su página modificaciones de su logotipo relacionadas con el caso. Tras ello, en lugar de atender las quejas y preguntas de sus seguidores, se limitó a responder que tanto su logotipo como su página son propiedad de la empresa. No hace falta explicar la reacción que esto provocó en descenso del número de seguidores y en la proliferación de grupos y páginas anti-Nestlé.
Tener en cuenta estos factores durante la definición de tus objetivos facilitará el planteamiento de una estrategia óptima y que la transición entre la estrategia antigua y la nueva no resulte dramática.
La importancia de las metas en tu estrategia
A diferencia de los objetivos, que son generales y planteados a largo plazo, también deberás proponerte metas. Las metas se establecen con fechas determinadas en el futuro cercano, con el propósito de establecer hitos de análisis de resultados, proyecciones a futuro y propuestas de mejora. Son como la versión práctica de los objetivos.
Propulsores de crecimiento
Además, para tu estrategia de Facebook cuentas con propulsores de crecimiento. Se trata de herramientas complementarias que aportan un crecimiento extra. Las utilizarás cuando necesites acelerar en el tiempo la consecución de objetivos.
- Facebook Ads: si dispones de presupuesto para realizar campañas de anuncios, es útil plantearlas como forma de captación rápida.
- Flujo de usuarios: cuando tienes presencia en otras redes en las que posees suscriptores, puedes plantear acciones que facilitan el movimiento entre una y otra.
